Productividad en República Dominicana llega a 22,85 dólares por hora

Por Federico Cerutti

El país ocupa una posición intermedia, muy por debajo de líderes como Panamá, pero por encima de naciones como Haití.

El mercado laboral en la República Dominicana es un reflejo de las dinámicas socioeconómicas de la región, con avances importantes en la creación de empleo formal, pero también con retos significativos en términos de productividad y reducción de la informalidad. Este panorama se inserta en un contexto más amplio de América Latina y el Caribe, donde la productividad laboral ha mostrado un crecimiento desigual en las últimas décadas.

Según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la productividad laboral en la región continúa rezagada frente a economías más desarrolladas. Mientras que en 2024 los países de ingresos altos registraron una productividad promedio de 34,4 dólares por hora trabajada, los países de ingresos medianos bajos apenas alcanzaron 6,5 dólares. Este crecimiento ha sido insuficiente para cerrar la brecha con naciones como Estados Unidos, cuya productividad es cuatro veces mayor que el promedio regional.

En el ranking, la República Dominicana ocupa una posición intermedia con 22,85 dólares por hora trabajada, muy por debajo de líderes como Panamá, que encabeza la lista con 45,81 dólares, pero por encima de países como Haití, que registra solo 3,4 dólares. Aunque la República Dominicana supera a varios de sus pares, la necesidad de mejorar su estructura productiva es evidente.

En el reporte “Panorama de las Políticas de Desarrollo Productivo en América Latina y el Caribe 2024”, la Cepal subraya la importancia de implementar políticas a largo plazo que promuevan un cambio estructural sostenible. Esto incluye inversiones en tecnología, educación y capacitación laboral, así como el fortalecimiento de los sectores productivos más dinámicos.

En tanto, en cuanto a los últimos datos de desocupación, el mercado laboral dominicano ha mostrado avances. Al cierre de 2023, la tasa de desempleo se situó en 10,7%, una reducción de 0,3 puntos porcentuales respecto al año anterior, según datos del Ministerio de Economía. La Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo del Banco Central reportó un aumento de 178.219 empleos, alcanzando un total de 4.952.977 personas ocupadas. Este incremento del 3,7 % refleja un crecimiento positivo en la generación de puestos de trabajo.

Sin embargo, el empleo informal sigue siendo una preocupación destacada. En 2023, el 48,6 % de los trabajadores dominicanos carecía de beneficios laborales como seguro médico y seguridad social. Para 2024, aunque la informalidad se redujo a 55,3 % en el tercer trimestre (una disminución de 1,4 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior), sigue siendo un desafío persistente. La mayoría de los nuevos empleos creados en el último año, el 83%, corresponden al sector formal, lo que representa un avance hacia la formalización del mercado laboral.

En esa línea, el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, destacó durante el 77º aniversario de la entidad que la ocupación laboral alcanzó un récord histórico de 5.029.347 trabajadores en el tercer trimestre de 2024, con una tasa de desocupación abierta del 5,3%. Este crecimiento del empleo formal, que aumentó un 6,9 % interanual, es una muestra de la resiliencia económica del país.

A pesar de estos avances, la estructura salarial refleja desigualdades. El salario promedio mensual en la República Dominicana es de RD$33.600 (aproximadamente 574 dólares). Mientras que los trabajadores de los sectores minero y financiero reciben más de 1.000 dólares mensuales, los empleados del sector agropecuario perciben menos de 450 dólares, lo que evidencia brechas importantes entre los sectores económicos.

Además, la migración desempeña también un papel crucial en el panorama laboral de la República Dominicana. Más de 2,84 millones de personas de origen dominicano viven fuera del país, con Estados Unidos y España siendo los destinos más comunes. Esta cifra representa una proporción significativa de la población nacional, que ronda los 11,3 millones.

Este flujo migratorio afecta la composición del mercado laboral interno, ya que una gran proporción de los emigrantes busca mejores oportunidades económicas y educativas en otros países. Sin embargo, también genera un impacto positivo a través de las remesas, que en 2024 representaron cerca del 10% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Para abordar estos desafíos, es esencial que la República Dominicana continúe fortaleciendo sus políticas de desarrollo productivo. Esto incluye fomentar la innovación tecnológica, mejorar la educación y capacitación de la fuerza laboral y promover la inclusión social y laboral de los grupos más vulnerables.

Sectores afectados por la informalidad

El sector informal también presenta desafíos relacionados con la pobreza monetaria, que se redujo un 19% en el segundo trimestre de 2024, con una disminución de 4,5 puntos porcentuales respecto al mismo período del año anterior. No obstante, muchos trabajadores informales continúan enfrentando condiciones laborales precarias y falta de acceso a beneficios básicos.

Por ejemplo, la informalidad sigue siendo un reto para los sectores económicos más vulnerables, especialmente en la construcción y el servicio doméstico. A pesar de los esfuerzos gubernamentales y de varios actores del sector, los datos muestran una brecha considerable entre el empleo formal e informal, lo que representa un obstáculo para el desarrollo económico y la protección de los trabajadores.

En el caso del servicio doméstico, la informalidad sigue siendo predominante. En 2019, el número de personas dedicadas a estos oficios alcanzó un máximo de 260.620, pero hoy en día, más del 90% de estos trabajadores siguen fuera del sistema formal. De acuerdo a los últimos datos del primer trimestre de 2024, el número de personas que laboraban en este sector se encontraba en 248.514, lo que representa aproximadamente el 5% de la población económicamente activa.

A pesar de la relevancia de este sector, especialmente para las mujeres con baja escolaridad, la formalización sigue siendo una tarea pendiente. En marzo de 2024, solo 15.473 personas, menos del 7%, estaban registradas en el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), disfrutando de beneficios como seguro médico y pensión.

Por otro lado, el sector de la construcción en la República Dominicana también enfrenta altos niveles de informalidad. Según la Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi), del total de 431.268 empleos generados en este sector en el último trimestre de 2023, un 88.2 % correspondía a trabajadores informales. Solo un 11,8% estaba registrado formalmente.

Uno de los factores que agrava la informalidad en la construcción es la presencia de trabajadores extranjeros, especialmente haitianos, que representan una parte importante de la mano de obra. De hecho, de los 421.233 trabajadores del sector al cierre del segundo trimestre de 2024, solo 2.439 eran extranjeros cotizando en el sistema formal, lo que equivale al 0,5%.

En este sentido, Acoprovi ha planteado la necesidad de un diálogo entre todos los actores involucrados para reducir la informalidad y mejorar las condiciones laborales, lo que incluiría una mayor cobertura de la seguridad social para los trabajadores informales.

En cuanto a las cifras más recientes, el Banco Central reporta un incremento de un 8.8% en el número de trabajadores de la construcción respecto al mismo período del año anterior. Aún así, la mayoría sigue siendo informal. De los 421.233 trabajadores registrados, solo el 14,6% estaba formalmente contratado.

Ante esto, muchos trabajadores a menudo recurren a préstamos personales para hacer frente a sus necesidades inmediatas, debido a la inestabilidad laboral y la falta de acceso a un sistema formal de crédito.

A pesar de estos problemas, el Gobierno ha intentado implementar medidas para combatir la informalidad. En 2022, el Ministerio de Trabajo presentó una resolución para regular el empleo doméstico, pero esta fue declarada inconstitucional. Hasta ahora, no se han concretado definitivas para cumplir con los compromisos asumidos en convenios internacionales en favor de la formalización de estos trabajos.

El panorama de la informalidad en estos sectores refleja una necesidad urgente de reformas laborales que aseguren la protección de todos los trabajadores, tanto nacionales como extranjeros, y garanticen el acceso a derechos laborales fundamentales. Sin claras y eficaces, los sectores de la construcción y el servicio doméstico seguirán siendo los más vulnerables en la economía dominicana, perpetuando las medidas de desigualdad y la precariedad laboral en el país.

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