
(Los fundamentos del Papado en el Nuevo Testamento).
Biblia y vida
Por Padre manuel Antonio Garcia Salcedo*
Arquidiócesis de Santo Domingo
San Pedro, después de Jesucristo, es la persona más mencionada y referida en el Nuevo Testamento. 154 veces para ser exactos y procesos. Además, su nombre Simeón o Simón es citado unas 27 veces, en el hebreo o el griego. Alguna duda se descarta. Argumentos pueriles y manipulados no pueden rebatir esta referencia.
San Pablo le llama en arameo Kéfas o Piedra. Para solidificar el sentido de la primacía del Apóstol Pescador de hombres. sumemos 9 veces con este apelativo. El libro del Apocalipsis de Juan el Vidente lo asocia con San Pablo en el Capítulo 11 como los testigos mártires en la ciudad de Roma a causa de la persecución de Nerón Cesar (ungido) constituyéndose ambos apóstoles en las columnas de la sede apostólica, capital y centro del mundo de entonces.
El hijo de Jonás o Barjona en arameo, juan en griego, hermano de Andrés, Patriarca ecuménico de la Iglesia Oriental es confirmado por los tres Evangelios Sinópticos, Marcos, Matero y Lucas, así como por la tradición paulina (I Corintios y Gálatas), previa a estos y luego por la tradición joanea, para cerrar estas referencias las dos Epístolas Católicas I y II de Pedro. En esta última se refiere al magisterio paulino en consonancia con el petrino.
Al inicio del ministerio de Jesus, aparece en los 4 evangelios canónicos el relato del llamado de Pedro junto a los demás apóstoles que le asisten en su labor de pescador en el lago de Galilea, en el contexto cristofanico del bautismo del Señor.
En toda la vida pública y en las peregrinaciones a Jerusalén aparece el papel de discípulo e interlocutor de Pedro ante el Divino Maestro de Galilea. No así los demás apóstoles, aunque estuviesen presentes y actuantes. Los hermanos Santiago y Juan, los Zebedeos, aparecen en la resurrección de la hija de Jairo, Jefe de la sinagoga, en la transfiguración y en el Getsemaní junto al Apóstol Pedro. Solamente aparecen los Zebedeos en dos ocasiones en que los evangelistas ausentan a Pedro intencionalmente: en la petición de bajar fuego sobre los samaritanos que no les reciben y en la petición nepotista y simoniaca de la madre de Santiago y Juan que piden a Jesús el puesto del Reino a la derecha y a la izquierda del Señor a semejanza de los reyes, príncipes y dominadores déspotas y tiránicos de las naciones, en lugar de solicitar los cruces que ocuparían los dos ladrones, Dimas y el que insulto desafiando al Crucificado Redentor exigiéndole liberación inmediata inmerecida.
Pedro fue llamado en familia. Al lado de su hermano mayor, Andres, y de los hermanos asociados desde siempre en el trajín de la pesca, Santiago y Juan, conocidos cooperadores en toda aquella región de los gentiles e híbridos en la fe de Israel. En ellos se conjuga la noción clásica de Reino de Dios con el Seguimiento de Cristo, dejando todo en pos de la convivencia con su persona y misión.
El destinatario primero de la pesca milagrosa en el Evangelio de San Lucas de tradición Paulina e impronta fue San Pedro quien tiene la voz principal y guía a nombre de toda la Comunidad Eucarística al conducir la Liturgia Sacramental, primero con el reconocimiento de rodillas de la condición propia y comunitaria de pecador, la Confesión de fe bautismal del Señorío y quien recibe a nombre de toda la Iglesia la misión de atrapar con las redes al amanecer de cada día, después de la larga noche estéril, a cada uno de los hombres de este mundo.
En la segunda parte de la obra integral e inseparable de San Lucas, San Pedro también aparece a la Cabeza del Colegio Apostolico y de los miembros de la Comunidad de los Discípulos del Resucitado del Pentecostés perenne, entre ellos se encuentra María, la Madre del Señor. En el listado de los discípulos llamados a conformar el grupo de los Doce Apóstoles, San Pedro siempre está como la Cabeza. En los Sinópticos siempre interpela al Señor ante el escándalo del misterio pascual de su pasión dolorosa, su muerte irreversible y su resurrección eterna.
Pedro, Pedro… siempre Pedro será… plenamente humano, dubitativo, lanzado, desbocado, traicionero y después de convertirse con arrepentimiento de lágrimas amargas será confesor de la fe en el Mesías, el Hijo del Dios Vivo, el único Cristo, comedido al frente del Concilio de Jerusalén, valiente en la predicación, humilde en el reconocimiento de sus limitaciones ante San Pablo Apóstol y reconocido como su antigüedad apostólica y primacial, y el imitador más exacto en la hora de la crucifixión a semejanza de su Señor a quien tuvo la oportunidad de decirle tres veces: Tu lo sabes todo y sabes que te amo.
Les exhorto a que no dejen de participar el próximo sábado 22 de febrero en la celebración eucarística durante el día de la Fiesta de la Cátedra de San Pedro. Hagamos muestras de fidelidad y el valor que damos a nuestra Fe Católica. *Doctor en Teología Católica.