¡No quiero imagen, estoy hablando con él!

Por Orlando Pimentel .


Luis Alberto no imaginaba que en el día de su cumpleaños la tristeza lo iba a invadir de esa manera y mucho menos sospechaba que esa mañana sus sensibilidad humana seria puesta a prueba.


No sé de donde salió, ni cómo llegó a la mano de un seguridad un niños de entre 10 y 12 años, quien no podía caminar por si mismo y que su aspecto era igual a la descripción que la biblia da en el libro de segunda Samuel sobre Mefi-boset, el hijo de Jonatán.


Luis Alberto se olvidó del resto del mundo y se inclinó ante el niño en un lugar discreto y él pequeño le confesó que su madre había fallecido cuando él era un bebe.


Los ojos se le aguaron al empresario, quien no pudo disimular el pesar por el sufrimiento de ese niño. Los brazos de Luis Alberto se veían como piel de gallina y su sensibilidad humana salió a flote sin ningún control.


Algunos estrategas de marketing quisieron grabar ese momento y él en tono fuerte expresó ¡NO QUIERO IMAGEN, estoy hablando con él!


En ese momento volteo la cara para que ningún paparazi grabara una lágrima que se deslizaba en su mejilla izquierda, mientras otra gota de ese liquido afloraba en su ojo derecho.


Este cumpleaños le hizo ver a Luis Alberto que el poderoso empresario y el gran líder de SDE habían sido vencidos por aquel hombre humilde y sensible que lleva dentro de sí y que no saldrá nunca de su vida por ningún poder del mundo.

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