Por Francisco Portes B.
La responsabilidad asumida con gallardía y honradez por ciertas personas, en los momentos que le ha tocado dirigir instituciones, o tomar decisiones, en sociedades como la nuestra, lejos de obtener reconocimientos son condenados al olvido, o al ostracismo en su propia tierra, sin disfrutar de sus merecidos, porque nuestra sociedad forma a los seres humanos para la perversidad, maldad y la corrupción; quien de ahí se aparte, será también apartado, esa es la praxis cotidiana.
No podemos citar todos los casos en este artículo porque no cabrían, debido a la cantidad de afectados por su honestidad, comportamiento loable y buenas costumbres. Aquí me retrotraigo a la aseveración del Sabio San Agustín cuando señaló: “Si de la verdad se toma ocasión de escándalo, más útil es aceptar el escándalo que abandona la verdad”.
En las Fuerzas Armadas y en la Policía Nacional hay muchos miembros honorables; pero no han tenido oportunidades dentro de sus instituciones, unos por serios y otros porque no cuentan con padrinos, a pesar de tener unas reciedumbres morales y éticas comparadas con un rascacielos, cual si hubiesen sido compañeros de aulas, en las cátedras de Eugenio María de Hostos.
Como para muestra basta un botón, aquí les dejo un ejemplo de un soldado con una formación y conducta expedita, prístina, incólume; pero le ha faltado que reconozcan su labor y formación. Me refiero al Coronel del Ejército de la República Dominicana, Miguel R. Borges Pereyra, con más 10 años en el rango y una formación profesional encomiable.
Cuando fue encargado de la DNCD Oriental tuvo un excelente desempeño, combatiendo ferozmente el narcotráfico microtráfico de drogas, recibiendo apoyo de la comunidad por su buena labor al frente del organismo antinarcótico.
Según me han informado tiene maestría realizada en los Estados Unidos, es abogado de profesión, con varios estudios relacionados a su carrera militar y profesional.