Por : José Núñez
Ahora si es verdad que en el partido del profesor Juan Bosch hay preaviso de un choque de trenes donde todos conocemos las consecuencias, de producirse tal irracionalidad.
Es que en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en la práctica, en la realidad, solo hay un precandidato de verdad, es el pueblo que lo está pidiendo, todos dicen; es con Leonel.
Entonces existen más de seis aspirantes que no hay formas de que suban un ápice en las encuestas, con el agravante de que los funcionarios danilistas no están apoyando a nadie, y se dice, «que es por una orden superior que no se integran con ninguno de los precandidatos», ¿qué será lo que traman
Esto ha traído como resultados diferentes hipótesis y conjeturas, donde las más mencionadas y de mayores coherencias son, la que plantea que Danilo no suelta sus huestes para mañana tener mayor poder de negociación frente a Leonel cuando éste sea el candidato oficial del PLD.
Y la segunda y muy vociferada de algunos funcionarios y demás aláteres, es donde manifiestan, que si ven un chance y el doctor Fernández se pone de flojo, pasan la reelección otra vez para el presidente Medina, independientemente de la oposición de la población a la misma, por encima del 70% según las últimas encuestas.
Muchos están convencidos que de imponerse la reelección con Danilo, la primera consecuencia sería la división del PLD, luego, su inminente salida del Poder, tercera, muchos van rumbo a la justicia, la cuarta, el debilitamiento de la maquinaria electoral morada, y finalmente, los típicos lloriqueos de «los que no saben defender como los hombres» lo que van a llorar como irresponsables.
Verán a los que son más locuaz ser más ruines, sí señor, a esos que solo se callarían si el amo habla, tal cual el refrán que reza, «cuando el perro ladra y el amo habla, el perro se calla», con el inconveniente de que el dueño de las ideas ya dijo que en marzo de 2019 le anunciaría al país sobre el tema de la reelección, dando a entender por lo tanto, que lo plasmado en la Constitución no es lo determinante, sino la voluntad del mandatario.
O sea, la prohibición constitucional no es un obstáculo de marca mayor, el quitar el Artículo No.124 con su transitorio al parecer es más fácil que bailar una bachata por un dominicano.
Algunos pensarían, que es cierto el dicho popularizado por el expresidente, doctor Joaquín Balaguer, de que «la Constitución es un pedazo de papel». Y los hechos e intenciones están ahí.
Entonces, por aquello del estatus del cargo de presidente, y ya él habló, hay que proseguir con la incertidumbre a lo interno del PLD y en el escenario político nacional con las vocingleras buscas cámaras, los aspirantes sobredimensionados o los funcionarios apegados a la vaca estatal, del erario.
Es que en estos tiempos preelectorales, muchos dirigentes políticos y congresistas con más intereses pecuniarios que formación ideológica o sin compromisos partidarios, se quieren ir a pescar en río revuelto.
Incluso los que tienen aspiraciones internas, son los más agresivos, se quieren ganar el favor del primer mandatario haciendo pronunciamientos desafortunados, pero estos aspirantes no cuentan con el apoyo del pueblo, son un verdadero riesgo electoral.
Aquellos que no ven más allá de sus propias narices, pensando que por querer ser los graciosos y dizque fieles, no sabiendo que ya el presidente tuvo que decirles en una ocasión a sus compañeros del más alto organismo (año 2008), que «el que se vende o se cambia, no vale nada, son…», creen estos sabiondos o sabihondos que van a confundir a este conocedor del comportamiento de sus hermanos políticos y fieles coyunturales.
Por eso el escenario político a lo interno del PLD aunque parezca confuso para muchos, está demasiado claro, no se puede ignorar aquella frase que dice, «nunca es más oscuro que cuando empieza a amanecer».
Es que la aceptación en crecimiento constante, rubricando el apoyo a la candidatura de Leonel se expande a campos abiertos en todo el territorio nacional y en el exterior, donde los nacionales no se han quedado atrás. .
Es que existe un precandidato con registros de popularidad muy buenos (Leonel Fernández), y un presidente en su ejercicio constitucional que le está prohibido reelegirse otra vez.
En conclusión, o se aclaran y respetan las reglas del juego, o se rompe la sociedad.