Por Roberto Veras.
Me pregunto por qué la política se ha vuelto tan disfuncional. Creo que podemos hacerlo mejor. En estos tiempos difíciles de desempleo, recesión económica y tensiones internacionales, podemos elegir ser mejores hombres o amargarnos.
En la lucha por la ventaja política, parece que mantener un puntaje sobre los demás se ha vuelto más importante que el bienestar de nuestra nación. Demasiada energía de la familia política está ligada a pensamientos y acciones en el «Modo de ataque».
Este tipo de embrollo tiene una larga historia en República Dominicana. «El lenguaje y las críticas exageradas a los opositores no son nuevas. Al comienzo de nuestra vida democrática en la década de 1980, los jacobianos y los peñagomista, grupos internos dentro del PRD, se lanzaron insultos y se acusaron mutuamente de ser inconstitucionales.
Más de tres décadas después, estamos viviendo el mismo accionar en nuestra organización, mi pregunta es: ¿por qué no hemos aprendido mejores estrategias para llevar a cabo nuestra vida política? A medida que los tiempos se vuelven más estresantes en República Dominicana, volvemos a los insultos entre miembros de la misma organización. Es una lástima.
Ahora tenemos unas relaciones saludables, así como de liderazgo y comunicación, y no estamos aprovechando sus beneficios. Cuando se trata de un conflicto, una familia disfuncional lo hace utilizando la crítica, el desprecio y la actitud defensiva, levantando muros y buscando chivos expiatorios.
Por el contrario, las familias saludables se enfrentan al conflicto enfrentando los problemas y luchando de manera justa, lo que implica aprender de los errores y desarrollar estrategias y soluciones a los problemas con decisiones más efectivas.
Cuando no se resuelven los problemas institucionales, las familias disfuncionales son irrespetuosas con los demás y usan el lenguaje de las humillaciones, mientras que las familias sanas trabajan juntas para resolver problemas y proporcionar respeto mutuo, incluso cuando no están de acuerdo con las ideas.
Finalmente, cuando tratamos de buscar soluciones a nuestras diferencias, la alta ansiedad lleva a familias disfuncionales a enfrentarse entre sí, mientras que las familias sanas se ayudan mutuamente.
Ahora tómese un momento y considere estas dinámicas junto con los enfoques disfuncionales y saludables y aplíquelos hoy a nuestro sistema político. ¿Es el discurso político en República Dominicana el comportamiento de una familia disfuncional o una familia sana?