
Por Orlando Pimentel.-
En una nueva entrega del programa Devocionales, transmitido por la emisora Semillas de Fe, la evangelista Nelly Tavarez nos envolvió con una oración poderosa y una reflexión que removió fibras profundas del alma. Con la pasión que la caracteriza, Nelly recordó que la oración no es simplemente palabras lanzadas al viento, sino una declaración de fe que abre puertas, transforma atmósferas y redefine diagnósticos.
“Tú eres el que abre puertas que nadie puede cerrar y el que cierra aquellas que nadie puede abrir” comenzó declarando con firmeza. Así arrancó un devocional donde lo espiritual se sintió tangible, como si cada palabra tuviera el poder de calmar tormentas internas. “Tú eres el que da la palabra y la atmósfera cambia… cambia el diagnóstico, cambia la situación” continuó. Su voz, serena pero llena de autoridad, nos recordó que ante la presencia de Dios se disuelven el miedo, el desaliento y el temor.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando compartió una anécdota personal sobre su hermano, quien al llegar a casa y ver a su hijo, dice con ternura: “Se acabaron los problemas”. Esa imagen tan humana se convirtió en una metáfora divina. Así como ese padre encuentra paz en la presencia de su hijo, nosotros hallamos descanso al tener cerca al “Grande de Israel”. En palabras de la evangelista: “Así mismo nos sucede cuando tenemos a nuestro Dios de nuestro lado”.
Pero el devocional no solo fue oración, también fue enseñanza. Con una sabiduría que trasciende lo cotidiano, la predicadora nos exhortó a no confundir una vida llena de años con años cargados de vida. Inspirada por el libro de José Luis Navajo, “No confundas”, compartió el testimonio de Rosa, una mujer de 87 años que decidió cumplir su sueño de estudiar en la universidad. A través de esta historia, Tavarez sembró en los corazones una lección invaluable: nunca es tarde para comenzar de nuevo, nunca es tarde para soñar.
Nelly nos recordó cuatro claves para permanecer jóvenes y plenos:
Reír a diario, Encontrar alegría en todo lo que hacemos, Tener un sueño que nos quite el sueño, Cuidar la salud del espíritu. Y como si esas no fueran suficientes, nos regaló una quinta: Distinguir entre envejecer y crecer. Porque, como bien dijo, “el objetivo debe ser crecer mientras se acumulan años”.
En cada palabra, en cada pausa, Nelly Tavarez nos mostró que la oración no es sólo un acto espiritual, sino también un acto de crecimiento, de renovación, de resistencia frente al desgaste del alma. Nos enseñó que el poder de la presencia de Dios no radica únicamente en los milagros visibles, sino en la fuerza que nos infunde para atravesar las noches oscuras y descubrir en ellas la luz que no habíamos visto.
“La salud espiritual es lo que permanece para siempre.” Con esta afirmación nos dejó la Evangelista Nelly tavarez, y con ella, la certeza de que orar es también vivir, soñar y renacer.