Por Esmirna Gómez
Los Mina, Santo Domingo Este. – Este domingo 16 de febrero, la Parroquia San Vicente de Paúl fue testigo de un emotivo momento de fe con la primera Eucaristía del reverendo padre Dumy Delisca, quien recibió con alegría y gratitud a la comunidad parroquial.
Durante la celebración, el padre Pelagio Taveras pronunció la homilía basada en las Bienaventuranzas, resaltando su importancia como la esencia del mensaje de Jesús y el camino para alcanzar el Reino de Dios. Destacó que las Bienaventuranzas contrastan con la lógica del mundo, donde prevalecen el poder, la riqueza y la fama. En contraposición, Jesús proclama: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos.” Con estas palabras, invitó a la comunidad a vivir con humildad, justicia y amor, recordando que la verdadera grandeza radica en el servicio y la misericordia.
Por su parte, el padre Dumy Delisca, al dirigir unas palabras a los presentes, expresó su profunda gratitud a Dios con el salmo 125: “Te alabaré entre los pueblos, oh Señor, cantaré salmos entre las naciones, porque grande es hasta los cielos tu misericordia y hasta las nubes tu verdad.” Con esta oración, manifestó su emoción y agradecimiento por el don de la vida, su vocación y la fidelidad de Dios en su camino sacerdotal. “El Señor ha estado grande conmigo y con ustedes, por eso estamos llenos de alegría.”
El padre Delisca recordó su llegada a la parroquia como seminarista hace un año y destacó la calidez con la que fue recibido. Agradeció a la Congregación de la Misión por su apoyo constante durante su proceso vocacional, así como a sus formadores en filosofía y teología. También extendió su gratitud a la comunidad parroquial de San Vicente de Paúl, que desde el 5 de junio del año anterior lo acogió no solo como seminarista, sino como un hermano y amigo.
En su discurso, el padre Delisca mencionó especialmente al superior de la casa, el padre Gregorio Alegría, al párroco P. Pelagio Taveras, predicador del día, a los sacerdotes presentes, entre ellos al p. Samuel, el p. Francisco Javier, y al p. Encarnación Miguel, a quienes reconoció por su amistad, consejos y acompañamiento. Asimismo, dirigió unas palabras a toda la parroquia y a las comunidades de San Mateo y San Lucas, la Altagracia, san Antonio, resaltando que ahora cuentan con un hermano sacerdote dispuesto a servirles con amor y fervor.
La celebración estuvo llena de emoción y gratitud, reflejando la fraternidad y el sentido eclesial de la feligresia. Concluyó con un llamado a la unidad y a continuar caminando juntos en la fe, con el compromiso de seguir los valores del Evangelio y las enseñanzas de Jesús.
