Devocionales con Nelly Tavarez: Pedro, el apóstol impulsivo

Reflexiones del tercer capítulo de «Los Doce Discípulos de Jesús»

En el tercer capítulo de su programa Devocionales, la evangelista Nelly Tavarez nos ofreció una poderosa enseñanza sobre la vida de Pedro, uno de los doce discípulos de Jesús. Con sabiduría y pasión, Nelly recordó que la elección divina no se basa en méritos humanos, sino en el amor y la gracia soberana de Dios.

Durante uno de los momentos más desafiantes de su ministerio, Jesús declaró ante la multitud: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre» (Juan 6:51). Estas palabras, pronunciadas en la sinagoga de Capernaum, provocaron confusión y abandono por parte de muchos de sus seguidores. Sin embargo, Pedro, junto a los demás apóstoles, se mantuvo firme. Jesús no solo ofrecía alimento para el cuerpo, sino pan de vida eterna:

«El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él» (Juan 6:56). Fue en medio de esta prueba de fe que resplandeció la verdadera fidelidad de Pedro. Jesús mismo les recordó:

«No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros» (Juan 15:16). Pedro era conocido por su impulsividad, su entusiasmo ardiente y su temperamento apasionado. Era capaz de proclamar grandes verdades con valentía, pero también de actuar precipitadamente, como cuando trató de impedir la pasión de Cristo o cortó la oreja del siervo del sumo sacerdote. La evangelista Nelly Tavarez destacó que, aunque Pedro era impulsivo y muchas veces torpe en su actuar, su corazón sincero y su amor genuino por Jesús lo mantenían firme en el camino del discipulado.

No fue llamado por su sabiduría o habilidades extraordinarias, sino por la gracia de Cristo. A lo largo de las Escrituras vemos cómo Pedro y los demás discípulos luchaban para entender las enseñanzas del Maestro. Jesús, con ternura y paciencia, los reprendía:

«¿También vosotros sois aún sin entendimiento?» (Mateo 15:16). A pesar de sus defectos, Pedro tomó una decisión radical: dejó redes, barca y familia para seguir a Jesús. Durante dieciocho meses intensos, bajo la enseñanza diaria del Maestro, Pedro fue transformado. De simple pescador, se convirtió en uno de los pilares fundamentales de la Iglesia naciente.

La evangelista Nelly Tavarez subrayó que no fue la fuerza de Pedro la que lo moldeó, sino la obra paciente y constante de Cristo en su vida. Así, Pedro, el mismo que dudó, negó y cayó, pudo más adelante proclamar con convicción:

«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16). El testimonio de Pedro nos recuerda, como bien enfatizó Nelly Tavarez, que la fe no se sostiene en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:5). Jesús no escogió a los capacitados; capacitó a los escogidos. Y así también hoy, somos llamados a confiar no en nuestras fuerzas, sino en el poder transformador de Aquel que enseña, corrige y envía.

Pedro, el apóstol impulsivo pero perseverante, sigue siendo un testimonio eterno de que, con Cristo, hasta el más débil puede ser instrumento de gloria eterna.

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