Por José Perez
Santo Domingo- El analista político y conductor del programa A Fondo que se transmite los lunes por la plataforma del periódico el nuevo diario, Valentín Pérez, solicitó al presidente de la república, Danilo medina, que se habiliten más casas albergues en el país para combatir el flagelo de los feminicidios que tantos estragos causa a las familias dominicanas.
Pérez, quien se define como un feminista comprometido con los derechos de la mujer, manifestó que en el país solo existan 3 casas albergues, dejando desprotegidas a más del 90% de las provincias del país. “No es posible que las víctimas no tengan donde asistir cuando son maltratas por sus parejas y ex parejas, sencillamente porque tenemos un déficit de estos albergues, este es un tema neurálgico y debemos solucionarlo.”
El promedio de mujeres asesinadas anualmente por sus parejas y ex parejas ronda las 100, ubicándonos dentro de los países más violentos de América Latina y del mundo. “Cómo se explica que la República Dominicana este compitiendo con países como Brasil, donde al igual que aquí asesinan 4 mujeres por cada 100,000 habitantes, cuando la población de ese país sudamericano ronda los 208 millones de habitantes, 21 veces mayor, lo mismo ocurre en países como ucrania y filipinas, son países con mucho más habitantes que la Rep, Dominicana y la tasa de feminicidios es prácticamente la misma, subrayó.”
“Otra de las razones que contribuyen a la proliferación de este mal son: la falta de unificación de criterio por parte las instituciones del estado responsable de combatir los estos males, poca orientación en escuelas y liceos y propaganda poca agresiva en los medios de comunicación, reiteró”.
¿Qué hacer?
Brindar más apoyo al Ministerio de la Mujer y asignar un mayor presupuesto, publicidad más agresiva en los medios de comunicación , poner en funcionamiento un cuerpo especializado de siquiatras, adjunto a la procuraduría General de la República, donde su principal función sea establecer diagnósticos de alta peligrosidad, y partiendo ahí se tomen acciones reales para combatir ese flagelo, establecer programas de rehabilitación para hombres abusadores no-homicidas, tal es el caso de Estados Unidos, donde estos programas han demostrado efectividad, tanto con participación voluntaria o por mandato judicial, entre otras.