Por Roberto Veras.
La Suprema Corte de Justicia es el depositario definitivo de todos los poderes judiciales a nivel nacional en virtud de que es la corte cumbres a la altura piramidal de la administración de Justicia en el País, y como defensor del estado de derecho es el intérprete de la ley y la Constitución de la República Dominicana.
La administración del sistema de la justicia se deriva sólo de la confianza del pueblo, la pérdida de confianza puede conducir a la inestabilidad y amenazar el edificio de la democracia. La mala administración y la no gobernanza afectarían invariablemente a los derechos del pueblo, dando lugar a la intervención judicial. La separación de poderes es uno de los componentes de la estructura judicial.
En contraposición al Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y la Legislatura ejercen el control y el equilibrio. Las acciones ejecutivas y legislativas son susceptibles de severas críticas públicas y sus acciones pueden ser un día de perdición e incurrir en ira pública que los derribe del poder. La legislatura es responsable de las acciones del ejecutivo, ya que virtualmente el partido en el poder controla al ejecutivo.
El diseño básico de la Constitución se basa en el principio de separación de poderes que introduce el sistema de controles y equilibrios. Conceptualmente, no hay dificultad en delimitar las respectivas áreas funcionales de los tres órganos principales del Estado: el poder legislativo, el ejecutivo y el poder judicial. Funcionalmente, sin embargo, en el curso de la dispensación de justicia, a veces, surgen situaciones que requieren la recolección de un ejecutivo o la eliminación de alguna laguna legislativa.
La experiencia de República Dominicana con respecto a los instrumentos Ejecutivos, Judiciales y Legislativos durante más de cuatro décadas ha sido la de la explotación que se oscurece en la incertidumbre, la incertidumbre se profundiza en la desesperación y la desesperación explotando como violencia aventurera.
Por lo tanto, es responsabilidad de SCJ la estabilidad en la democracia y velar por que todos los instrumentos judiciales se mantengan funcionando y cualquier desviación o mala conducta, abuso o aberración, corrupción o delincuencia sean debidamente vigilados y las medidas disciplinarias sean tomadas sin demora para que los delincuentes no salgan del código de conducta y permitir que las personas, los activistas sociales, las direcciones profesionales y otras agencias debidamente designadas hagan cumplir el castigo merecido a los culpables que violan las normas de moralidad en el país.