Locuras preelectorales con planteamientos desafortunados

Por  José Núñez .                          

Lo interesante de las locuras en las argumentaciones en los tiempos preelectorales, es que están siendo planteadas, no por unos locos, sino que las mismas proceden generalmente de personas con buenos niveles de formación y experiencia política, y algunos son hasta intelectuales.

Aunque por supuesto, siempre tiene que aparecer uno que otro loco haciendo sus sugerencias y dando opiniones, porque díganme, qué familia en nuestro país se escapa de no tener uno?, así es que en la actividad política no tiene que ser la excepción.

También donde las cosas se ponen al rojo vivo, son en las irracionalidades, las cuales van desde la gente con mucha capacidad, de prestigio, que no tiene la más mínima oportunidad de ser ni precandidato de consideración, a menos que no sea solamente en su cabeza, y se creen presidenciable. ¡Qué barbaridad!

Curiosamente, en las etapas preelectorales no dejan de aparecer siempre dos o tres interesados en dizque ser presidente de la República, que políticamente vienen de la nada, con una relativa fama o también, con un par de pesos, y piensan que ser un candidato presidencial y hasta alcanzar la primera magistratura, es como ir a Boca Chica a comerse un yaniqueque o su típico pescado frito con tostones.

Y los aspirantes internos en los partidos y agrupaciones políticas, aquellos que no marcan ni el número de una placa oficial de dos dígitos, que cuando los entrevistan en uno que otro programa de importancia, ellos se creen que realmente son presidenciables, de por Dios, y salen con sugerencias que dan más que pena, convirtiendo las mismas en soñadoras en el mejor de los casos.

Hasta se oyen llamando a debates, a la unidad interna, proponiendo cosas extraordinarias, que incluso caen bien, y desafían a aspirantes que ellos no le ven ni un sólo número de sus placas por lo distantes que están uno del otro en las encuestas de criterios bien definidos, es decir, las técnicamente bien elaboradas y ejecutadas.

En este escenario preelectoral del país, es muy común escuchar y ver a profesionales de la comunicación, a sociólogos, politólogos, políticos, en fin de todas las áreas y de cualquiera que tenga acceso a un medio de comunicación, decir olímpicamente, que el candidato tal o cual es que gana, que se va en primera vuelta.

Aunque señores, estos pronosticadores, sus evaluaciones no las hacen en base a una encuesta de ningún tipo, sino que fundamentan sus subjetivos razonamientos basados exclusivamente en sus propios intereses.

Pero no es que un político no tenga derecho a aspirar, ahora bien, si usted se respeta o aspira a que le tengan y mantengan algo de consideración y estima, puede soñar, eso  es de humano.

Ahora bien, cuando despierte de su sueño, «ubíquese compadre», que no hay cosa más patética que un político experimentado y políticamente bien ponderado, lo que no quiere decir que sea popular, ver que se ponga a ser el ridículo.

En esta coyuntura, el tema de las aspiraciones políticas a cargos electivos está en zafra, y como están soñando nuestros aspirantes presidenciales y de paso, también hay muchos interesados en otras candidaturas de menores jerarquías en la misma situación de soñadores despiertos, que por lo tanto, no van a leer estas humildes y bien intencionadas sugerencias, o de hacerlo, será entre sueños, es decir, que no les van a poner atención.

Entonces, cuando despierten, por los menos dirán o preguntarán, oh, ¿y por qué no me lo dijeron a tiempo?, y los buenos amigos les responderán, sólo usted no veía lo que venía con sus absurdas aspiraciones políticas.

El chichón por el golpe sufrido y la soledad política evidenciada, serán sus mejores consejeros…

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