Una oración en medio del dolor: Nelly Tavárez alza su voz por las víctimas de la discoteca Jet Set y por toda la RD

En una semana marcada por el dolor colectivo, la comunicadora y predicadora Nelly Tavarez dedicó una emotiva reflexión durante su programa Devocionales, transmitido por la emisora Semillas de Fe, para hablar de la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set y sus repercusiones en la sociedad dominicana.

Su dolor es mi dolor y su alegría, mi alegría”, expresó conmovida, destacando que cuando se tiene el amor de Dios en el corazón, el sufrimiento del otro jamás pasa desapercibido. En un gesto que tocó a todos los oyentes, Nelly se detuvo un minuto para elevar una oración por las víctimas y sus familiares, así como por toda la nación dominicana, profundamente impactada por el suceso.

Durante su mensaje, compartió anécdotas dolorosas y reales, como el de una madre que pasó toda la noche esperando que su hijo entrara por la puerta, sabiendo ya que no volvería, o el testimonio de un esposo que cuidó con ternura a su esposa hasta el último momento y hoy vive la soledad sin su compañera.

Reflexionó también sobre el juicio que muchas veces se emite ante la tragedia ajena: “Señalamos a quienes estaban en una discoteca, pero olvidamos los lugares en los que nosotros hemos estado y no debíamos… No es pecado divertirse, el pecado está en el corazón que juzga sin amor”, dijo, invitando a la introspección antes de señalar.

Nelly recordó las enseñanzas bíblicas que muestran a un Dios que ve, escucha, se compadece y responde en el día de la angustia. Citando varios salmos, entre ellos el Salmo 34:4-6, reafirmó que Dios es refugio y fortaleza en medio de la tribulación, y que no hay clamor genuino que Él no escuche:

«Busqué a Jehová y Él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a Él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.»

En medio de la incertidumbre, invitó a los creyentes a ser diferentes, a reflejar una luz en medio de la oscuridad, citando Filipenses 2:14-15:

«Haced todo sin murmuraciones ni contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en la cual resplandecéis como luminares en el mundo.»

Finalmente, animó a todos a ver las crisis no como castigos, sino como oportunidades para acercarse a Dios, crecer espiritualmente y guiar a otros hacia Cristo, quien es nuestra roca y esperanza eterna.

“Cualquier cosa que nos haga necesitar a Dios es una bendición”, concluyó con voz firme, dejando en el aire una oración de consuelo, esperanza y redención para toda la nación.

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