Santo Domingo Este. Invi de los Mina-La residencia de Wilton Pérez y Tucídides Gómez, una pareja que hace 33 años unió sus vidas en el sacramento del matrimonio tras conocerse en el Grupo Juvenil La Milagrosa (GRUJULAMI), fue el escenario del emotivo encuentro navideño que reúne a los miembros de esta comunidad de fe.
Este evento anual no solo marcó una ocasión para celebrar, sino que también rindió homenaje a los lazos de amistad y hermandad que han unido a sus miembros durante casi medio siglo.
La noche comenzó con una oración guiada por el Dr. Rafael Veras, quien, con palabras llenas de gratitud y esperanza, recordó la esencia del grupo, un espacio de fe y fraternidad que se ha mantenido vivo a lo largo de 48 años.
Mientras las palabras resonaban, parecía como si el tiempo se detuviera, permitiendo que el espíritu de aquellos primeros encuentros se mezclara con la alegría del presente.
La velada fue una celebración de la vida misma. Una cena compartida, dinámicas llenas de risas y un karaoke que dio voz a corazones agradecidos marcaron el ritmo de la noche.
La creatividad de Esmirna y Carniola brilló en los detalles decorativos, desde los sombreros personalizados hasta el ambiente cálido y festivo que transformó la casa en un refugio de amor y alegría.
Un mensaje especial llegó de parte de Mons. Faustino Burgos, quien conmovió a los presentes al describir la esencia de 48 años de amistad, de amar y compartir en un pequeño lugar que se ha convertido en un espacio inmenso de historia y fraternidad. Hoy, ese pequeño grupo de hermanos sigue diciendo: ‘Toma mi hombro, puedes apoyarte en mí'».
El encuentro fue un recordatorio de que la verdadera riqueza no está en lo material, sino en los vínculos que cultivamos. GRUJULAMI es más que un grupo; es un testimonio de lo que significa caminar juntos en la vida, apoyándose en la fe, la amistad y el amor que trasciende generaciones.
La noche concluyó, pero las memorias de esta reunión quedarán grabadas en el corazón de todos. Porque como bien saben los miembros, en cada risa, en cada abrazo y en cada oración, se escribe una historia que nunca dejará de brillar.