Por José Núñez.
La política que es ciencia y arte al mismo tiempo como muchas veces lo repetía el profesor Juan Bosch, lo cual creemos que lo decía porque estaba consciente como maestro de lo complejo de esta actividad, pero que a la vez, muchos neófitos creen que la entendían y entienden a la perfección.
Señores, la política como ciencia social incluye todos los aspectos del ser humano, de la sociedad, es decir, la educación o formación teórica, la práctica, la experiencia, el análisis histórico, el sociológico, así como el psicológico, en otras palabras, abarca el estudio general de la humanidad en las diferentes sociedades y épocas, incluso toma en cuenta hasta el accionar particular de cada individuo.
Por eso mismo fue que el patricio Juan Pablo Duarte consideró que «La política no es especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles», aunque cuando se emplea con malas artes, puede llegar a ser nefasta.
Con este preámbulo, aterrizamos a los escenarios de los temas propuestos en el título de este artículo sobre unos aspectos de actualidad en el mundo político nacional.
En relación con las consignas antojadizas debemos decir, que siempre hay que tener presente que la política es una ciencia y que se auxilia de herramientas como la mercadotecnia y el Marketing político, para que así cada uno de los pasos que se den, estén sustentados en bases científicas y en estudios de mercados electorales bien llevados.
De ahí que salir en estos tiempos de la información y las redes sociales con un proyecto político de la dimensión que sea, con consignas sin fundamentos, sin análisis o estudios, sino por el mero gusto y que le suena agradable a sus oídos para con el electorado de su interés, usted podría acertar con su invento, ahora bien, los riesgos de errar son del tamaño de una montaña de dimensiones apreciables, en nuestro caso, como la del Pico Duarte.
Y lo penoso del caso es que usted puede ver a muchas personas aspirando hoy en día, y lo primero que hacen es salir con vallas, afiches, sticker, volantes y demás pendejadas con sus consignas anexas, sin antes ver su realidad frente a los electores potenciales, lo que obviamente hace que también se conviertan en mensajes prematuros.
Es decir, que pretendiendo hacerse popular para ganarse a un público determinado, muchos aspirantes políticos a cargos electivos utilizan sus consignas antojadizas prematuramente, queriendo hacerlo inversamente al refrán que dice; «matar dos pájaros con un sólo disparo», entonces éstos aspiran a tener un mensaje ideal sin el tiempo prudente, con la finalidad de alzarse con la victoria.
De formas caprichosas o antojadizas, prematuramente, quieren muchos candidatos lograr el objetivo de salir electo con el voto mayoritario.
Aunque el meollo del asunto está en que son dos aspectos cualitativos y no tan fáciles de lograr en una campaña electoral (La consigna correcta y saliendo al escenario), y por demás, de sopetón, tal cual un rayo de luz que nos ilumine a todos.
Por lo tanto, cuidadito compai Juan si los inventos les pueden salir muy caro y quedar sus aspiraciones como un sueño.
Finalmente una recomendación gratuita: aspirantes políticos, tómense un tiempo prudente y escojan sus consignas proselitistas en el momento preciso. No desesperéis.