Por: José Nuñez.
Se llama punto de inflexión de la función, «al punto que en una función continua, separa la parte convexa de la cóncava», es decir, que despega el curvado hacia abajo en un cuadrante del mismo curvado que está hacia arriba, por supuesto, repito, donde existe un punto de referencia.
El punto de referencia es precisamente el punto de inflexión, donde su derivada es positiva, o sea, cóncava, y la segunda derivada es negativa o convexa.
En un punto de inflexión, así terminó la tercera gestión gubernamental y también, comenzó el cuarto proyecto presidencial del doctor Leonel Fernández, el cual al ser medido cuando sale del poder por las empresas encuestadoras que aplican el rigor científico en sus muestreos, les dieron un margen de aprobación por la población a su gestión de 70%, y su popularidad además rondaba el 57%, es decir, su pendiente era una derivada positiva o cóncava.
Ese dato es alto conocido y reconocido por todos los dominicanos, él, Leonel, puede subir y bajar su popularidad, pero sus niveles de aceptación siempre han estado en una derivada positiva, lo presentan como una candidatura de primera vuelta, apalancada por la maquinaria electoral morada y las buenas gestiones de gobiernos, las del pasado y la de ahora del licenciado Danilo Medina.
Luego, la figura de este líder de América Latina, y por supuesto, la más completa y compacta de su país, según entienden diferentes sectores, entró en una etapa de declive entendible, porque todo el que deja el poder, en un primer momento su popularidad entra a otro escenario caracterizado por la reducción de su poder y de su persona en todos los órdenes.
Esta situación de salir del poder y perder popularidad, se manifiesta inclusive hasta usted pasándole la antorcha a otro de su misma organización política que lo postuló y que lograron mantenerse en el poder hasta con su apoyo. Esta situación no es exclusiva del país.
Aunque en el caso del doctor Fernández, hurgaron fuerzas internas y externas con duras críticas a sus administraciones, muchas de éstas injustas, ahora bien, era el único método por el cual se podía evitar que se remontara su popularidad en un período de dos o tres años.
En este contexto, se frustraron las expectativas presidenciales para el 2012 del expresidente, aunque iniciada la segunda gestión exitosa del presidente Medina, la cual fue producto de una reforma constitucional para un tema exclusivo, solo se le modificó un artículo a la Constitución, el 124, y se le puso un párrafo transitorio, entonces, ciertamente, los caminos para el retorno al poder de Leonel Fernández se abrieron en ese momento (2 de junio de 2015), para el año 2020.
Pocos, muy pocos lo sabían, ignoraban que el tiempo vuela y que en estos días bíblicos las horas son más rápidas, los días más cortos…, parece que también se han digitalizado en la era del capitalismo y las redes sociales.
Por lo tanto, el punto de inflexión de Leonel Fernández que estaba positivo al salir del poder en el 2012, nunca estuvo en rojo o negativo, pero realmente lo redujeron a su mínima expresión entre el 2013 y el 2016, aunque pudo sortear la situación por la capacidad de resiliencia evidenciada en éste y por su liderazgo probado.
Entonces, para un buen entendedor y por los análisis históricos de cada una de nuestras coyunturas electorales, los liderazgos juegan un papel determinante, decisorio, y en el PLD no caben dudas, que esa primacía la comparten hoy; Danilo Medina y Leonel Fernández.
Los que enfrenten a Leonel Fernández en esta coyuntura política electoral, que lo tengan súper claro, es sembrando para el futuro, porque la consigna es conocida.
Si el licenciado Danilo Medina no va a aspirar, ni puede por su condición de Presidente de la Nación, el dato se sabe, es conocido; el candidato y próximo presidente de la República Dominicana será Leonel Fernández.