Por: José Núñez
Los expresidentes en la República Dominicana, al pasar los años de su salida del poder, una simple observación nos evidencia que retoman su popularidad con igual o mayor fuerza que en los inicios cuando se candidatearon.
Se revitalizan, el descanso al dejar de gobernar, y aparentemente, hasta con los que lo han hecho mal y muy mal, estar fuera del poder, les da más fuerza, parece que el tiempo les es como una inyección de potencia, y su vitalidad en la popularidad se evidencia, la cual viene acompañada de mucha energía y una experiencia de ex gobernante.
Lo que expusimos en los párrafos anteriores, pasaremos a demostrarlo en las próximas líneas, donde vamos a tomar las muestras a partir del año 1930, es decir, cuando el Sátrapa, Rafael Leónidas Trujillo comenzó su era de poder aberrante para la nación.
Esto duele decirlo, pero es la verdad, si el señor Trujillo, tirano por demás, reapareciera, no se puede dudar ni por un segundo, que su posicionamiento electoral estaría rondando los dos dígitos, y muy posiblemente coqueteando entre el 20 al 30% de aceptación popular, inclusive hoy en día, por ignorancia o por lo que fuere, usted encuentra gente de diferentes estratos sociales que parecen añorarlo, las cuales reclaman su presencia y su autoridad extrema a los que gobiernan.
En esto de la revitalización de los expresidentes, cuando vuelven a aspirar a dirigir a ser presidente nueva vez de la República, el caso del doctor Joaquín Balaguer es una muestra totalmente fehaciente de lo que estamos sustentando, lo que queda al descubierto cuando analizamos su retorno al poder en el año 1986, ocho después de haber perdido las elecciones de 1978, siendo este asunto tan evidente, que decir algo más es innecesario, todos lo creían un muerto político.
Con Juan Bosch también se dio algo parecido en su revitalización con el electorado después de haber sido presidente por siete meses en el año 1962, que aunque le tomó mucho más tiempo revitalizarse que Joaquín Balaguer, pero lo cierto es que en el 1990, veinte y ocho (28) años después de haber gobernado, el pueblo dominicano lo pidió con delirio en las calles para que vuelva a gobernar.
Aunque años antes, en el 1970, la popularidad de Juan Bosch era muy buena, de que no existieran condiciones para dejarlo acceder al poder con el Acuerdo de Santo Domingo, ya son otros quinientos.
En el caso de Don Antonio Guzmán Fernández, el cual gobernó del 1978 a 1982, si no hubiese desaparecido físicamente, por llenar su gobierno un cometido democrático, nadie duda que era totalmente probable que el pueblo lo pidiera nuevamente como gobernante. Pocos rebaten la hipótesis de que ciertamente, el camino lo iba a tener despejado.
El caso del doctor Salvador Jorge Blanco, que salió despreciado como el que más del poder, luego acusado de corrupto, enjuiciado y encarcelado al junto de varios de sus principales colaboradores civiles y militares. En su administración, el pueblo comenzó a recibir unos de los momentos más desagradable e impactantes en la economía, ya que la espiral inflacionaria a partir de los días finales del mes de abril del año 1984 se multiplicó en cuestión de horas…
No es de dudar, que admitido por Joaquín Balaguer, el verdugo principal del enjuiciamiento y encarcelamiento de Jorge Blanco, que esto fue por asuntos puramente políticos, hasta él, de haber estado vivo, es seguro que el chance de mejorar su imagen política frente al pueblo en un período de 8 a 10 años, hubiese sido una realidad.
Y el caso del ingeniero Hipólito Mejía, cuando intentó reelegirse en el año 2004, hasta reformando la Constitución en julio del año 2002, porque la reelección estaba prohibido, su rechazo fue tal, que combinado con la popularidad que alcanzó Leonel Fernández, perdió por nocaut en el primer boletín que emitió la JCE. El resultado final fue, El PLD un 57.11% a 35.74 % del PRD, es decir, 21.37% de diferencia.
Ese gobierno del período 2000-2004, por el deterioro que comenzó a darse desde finales de su segundo año, el cual fue progresando con el término de la gestión del señor Hipólito Mejía, es catalogado como un gobierno en sentido general malo, ya que se dio un decrecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), incrementos records de la tasa de cambio, de la inflación, quiebras de bancos y de muchas empresas de diferentes áreas y tamaños, en fin, se generó una desconfianza en la economía nacional, lo que conllevó a una reducción de la inversión extranjera.
Con todo y eso, en el 2012, ocho años después, enfrentando un gobierno bien valorado como fue la gestión de Leonel Fernández para los períodos 2004-2008 y 2008-2012, para que el candidato oficialista, licenciado Danilo Medina, pudiera salir ganador, el PLD se tuvo que emplear muy a fondo. Con todo y un PRD desunido, con un candidato errático en sus discursos y pronunciamientos chistosos e insultantes muchas veces, y que además, hizo un mal gobierno.
Pero después de dos períodos, se recuperó de tal forma, que llegó a unas excelentes votaciones de un 46.45%, y durante casi toda la campaña se mantuvo puntero. Increíble pero cierto, volvió a aparecer la revitalización de un expresidente, esta vez, con tanta o más fuerza que nunca.
O sea, es de resaltar, que parece una constante, ya que generalmente, después de ocho años o más de haber estado gobernando, inclusive, independientemente de la valoración del gobierno, los que lo han encabezado, han encontrado el camino de la popularidad nuevamente, «la revitalización de su figura».
En ese contexto, el doctor Leonel Fernández que salió del poder en el 2012 después de ocho años de gobierno ininterrumpidos, y en total con doce años de experiencia como presidente, con un nivel de valoración del 74% de su última ejecutoria, y con el 57% de popularidad, aunque luego de su salida del poder, hicieron descender su popularidad hasta no más poder, para lo cual se utilizaron cualquier tipo de malas artes.
Pero ahora, casi seis años después, y observando lo que sucede con los expresidentes en nuestro país, incluso, repito, hasta con los que lo han hecho mal, ¿hasta dónde podría llegar nuevamente la popularidad de Leonel Fernández?, que gobernó bien, y como se está despejando el camino y las calumnias, el tiempo las ha puesto en su lugar, es razonable esperar cosas positivas con este proyecto.
Además, la evidente recuperación de la popularidad de Leonel Fernández se está dando en menos años que lo acostumbrado en estas revitalizaciones de los ex mandatarios.
Por lo tanto, ha de esperarse, lógicamente, que la Leonelmanía irrumpa con la fuerza de un volcán, con el ímpetu en la revitalización de su popularidad, lo que es una constante en los expresidentes dominicanos, con la diferencia, de que esta vez, ahora, se encasille con números récords, ya que estará apalancada con la buena gestión de gobierno de Danilo Medina.
¡Y ya el río viene sonando!