Delglin Mireya Espinal Torres, quien fue destituida como directora provincial de la Juventud en Montecristi por supuestas falsificaciones de avales de combustibles y quien acusó al gobernador provincial, Marcelino Cordero, de abuso de poder y de haberla hecho abortar, razón por la que ahora ella no puede tener hijo, está detenida como si fuera una criminal peligrosa y una amenaza a la estabilidad de la nación, amarrada a una pared, sin poder comer, ni bañarse, ni acostarse, por supuesta “orden superior”
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