Por Tyrone Dotel.
Santo Domingo. En el marco del Día Internacional de la Trabajadora Sexual, que se conmemoró este 2 de junio, Jacqueline Montero, diputada por el municipio de Haina, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), expresó que está de acuerdo con la ordenanza de igualdad de género, que impulsa el Ministerio de Educación.
“Las trabajadoras sexuales sufrimos mucho más que cualquier otra mujer la violencia de género en nuestro país. Además de que somos discriminadas en cuanto a la inserción laboral y en la retribución del trabajo, continúanos experimentando la extorsión, violencia emocional y física de parte de la Policía Nacional (P.N.). Por eso entendemos que es vital un cambio de mentalidad de los hombres hacia las mujeres. Que no somos su propiedad y que podemos disponer de nuestros cuerpos”, explicó la diputada.
Por tal razón es que Montero, quien hizo historia en el país al ser la primera ex trabajadora sexual que llega al Congreso Nacional y lidera el Movimiento de Mujeres Unidas (MODEMU), entidad que trabaja en la defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales, defiende esta nueva iniciativa del Ministerio de Educación porque “la discriminación hacia las mujeres también se manifiesta en las instituciones públicas. La muestra es que en más de veinte ministerios, apenas tres están liderados por mujeres y de 32 senadurías, sólo contamos con tres mujeres. Por igual, de los voceros de partidos políticos en el Senado y la Cámara de Diputados, apenas tenemos una».
La congresista dice no entender cómo alguien pude oponerse a una ordenanza que “tiene como objetivo principal tratar de lograr una igualdad real en la educación de hombres y mujeres, con el fin de acabar con la cultura de que los hombres son los fuertes y los que dirigen, y que las mujeres deben acatar lo que ellos dicen”.
También aprovechó para explicar que “el punto de partida del Día Internacional de la Trabajadora Sexual es en memoria del 2 de junio de 1975, en el que más de 100 trabajadoras sexuales ocuparon la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon, Francia, con el fin de llamar la atención sobre la discriminación que experimentaban y las deplorables y peligrosas condiciones de trabajo que sufrían”