Si Balaguer pudo resarcir la historia, Leonel puede superarla

Por: José Nuñez.

El doctor Joaquín Balaguer gobernó el país por 22 años y en varios de éstos lo hizo con manos duras, especialmente entre 1966-1978, es decir, durante 12 largos años, catalogados por muchos como una cuasi dictadura, donde hubo asesinatos y desaparecidos por docenas de la crema y nata de la juventud política dominicana, de opositores y de varios comunicadores..

Pero cuando retornó al poder en los períodos 1986-1990, 1990-1994 y 1994-96, pudo limpiar su imagen de un gobierno con perfiles dictatoriales e intolerantes, y se vio como un estadista democrático, o sea, se pudo resarcir de ese calificativo perverso.

Las últimas gestiones de gobierno de Joaquín Balaguer en términos sociales, mantuvieron en sentido general una economía con cierta estabilidad, o sea, que su resarcimiento fue también en lo económico, especialmente por las obligatorias reformas fiscales que en los finales de su mandato se requerían para el momento y para el futuro de corto plazo, las cuales no fueron muy populares, ya que eran mayoritariamente de corte impositivo. .

En este contexto, el resarcimiento social del doctor Balaguer quedó sellado con el reconocimiento que le otorgó el Congreso Nacional en julio del año 2003, nombrándolo como el «Padre de la Democracia Dominicana».

Se debe hacer la observación, de que este lauro al expresidente de la República, Joaquín Balaguer, fue dado por un Congreso controlado por sus más enconados y tradicionales adversarios, que además estaban al frente del Poder Ejecutivo, los del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

También hay que reconocer, que él, Balaguer, fue una pieza clave, la determinante en el triunfo del primer gobierno peledeísta, en el período 1996-2000, cuando formaron el denominado Frente Patriótico, y para cerrar su activismo, en el año 2000 apoyó al PRD.

Entonces, si Balaguer con una imagen vista por la mayoría de la población como antidemocrática y hasta salpicado por la sangre de la juventud dominicana, nadie niega que pudo reponerse en una cuarta, quinta y sexta oportunidad, hasta con reconocimientos oficiales y solemnes del más alto nivel, como fue el otorgado por el Senado de la República.

José Nuñez

Es absolutamente lógico y objetivo, que otro expresidente que ha gobernado bien, económica y democráticamente en tres oportunidades, nueva vez, simplemente viene a completar una causa y por supuesto, a continuar lo que está bien. Ahí no podrán existir rencores ni celos, mucho menos persecuciones, ¿para qué y por qué?

Sus bases para una gestión de primer nivel están ahí, apalancada con el compromiso del continuismo con excelencia y el empuje de este visionario líder nacional e internacional.

Inclusive, vemos un Leonel Fernández que surge de la resiliencia, superando los ataques y golpes bajos, viene cargado de propuestas novedosas, objetivas y absolutamente vitales para el desarrollo nacional del presente y el futuro.

Está más experimentado y actualizado, con la madurez intelectual en un punto ideal, tranquilo y sin rencores, eso sí, determinado a dejar su país en la puerta de las naciones desarrolladas.

El argumento del resarcimiento es simple, racional y entendible, si el que salvó su impronta después de un comportamiento inaceptable por la mayoría, como pasó con Joaquín Balaguer, que no se puede esperar en términos positivos para el país, de alguien como Leonel Fernández que lo ha hecho bien en más de una ocasión (tres veces), si vuelven a empoderarlo para que tome el control va a superar su propia impronta.

Ahora el doctor Fernández viene con una diferencia cualitativa, ya no es solamente para hacerlo bien, eso fue superado, el asunto es ahora por una causa; es por el desarrollo nacional con una distribución de las riquezas tendente al equilibrio socioeconómico.

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