Por José Núñez .
Las precandidaturas presidenciales en los dos principales partidos de la República Dominicana, el PLD y el PRM, están en su punto de enfrentamientos más elevado, lo que viene al caso, porque el día 6 de octubre van a seleccionar sus candidatos oficiales a la presidencia para el período 2020-2024.
Aunque en el Partido de la Liberación Dominicana, las cosas han tomada un matiz diferente, ya que se unieron seis precandidatos a la presidencia con el auspicio del primer mandatario, licenciado Danilo Medina, después eran siete los aspirantes, ahora son ocho (8), para enfrentar al líder y presidente de esa organización, al doctor Leonel Fernández, además de ser un expresidente de tres períodos, y uno de los principales líderes de América Latina, y por supuesto, de los o el principal en el país.
Pero esos ocho que se hacen llamar de la corriente mayoritaria, del grupo de «los danilistas», se unen entonces al que según ellos, representa la minoría, o sea, los que son más se unen para enfrentar al que lo apoyan los menos. Eso cómo que está raro, o no será que donde reside la verdadera mayoría, en la población, éstos son la minoría frente a Leonel.
Y hasta han acordado ahora hacer cinco encuestas, para que el más beneficiado en las mismas, por lo menos en tres de éstas, independientemente del método o la forma que use para ganar la competencia el que sea «el más popular» entre ellos, obviamente, será más por un parcho que por su propia fuerza, entonces lo enfrentarán a Leonel Fernández, lo cual va a ser, solo con la única posibilidad de restarles unos cuantos votos.
Es que en la actual coyuntura, para las votaciones del día 6 de octubre, no tienen ninguna posibilidad de poder salir airosos frente a Leonel, entonces cabe preguntarse, ¿y qué se gana con esas actuaciones?, porque a fin de cuentas están derrotados en la opinión del pueblo, donde lo ratificarán con sus votos próximamente.
En el caso del Partido Revolucionario Moderno, las cosas están entre dos, donde todo luce indicar, que el desenlace va a favorecer al licenciado Luis Abinader en contra del ingeniero Hipólito Mejía.
Pero resulta que ahora, Hipólito ha sacado una jugada de entre las mangas, y está diciendo que del millón que se inscribió en el PRM, fueron prácticamente todos inscrito por sus seguidores, y de esto ser cierto, habrá que esperar, porque de seguro que se van a equivocar los pronósticos que favorecen a Luis, cuyos resultados entonces serán favorables para el «Guapo de Gurabo».
En este contexto, cómo favorecería o afectará qué un precandidato a senador, alcalde o diputado, y hasta con los regidores, estén apoyando abiertamente a uno que otro aspirante a la presidencia del país?
Esa actuación de apoyar un determinado precandidato presidencial en su partido no puede ser absolutamente neutra frente a los votantes organizados y con los simpatizantes también.
Por lo tanto, el aspirante a uno de esos cargos electivos que esté apoyando a un determinado precandidato presidencial y el mismo se quede en la gatera, atrás, esto se podría convertir en un factor desfavorable en las aspiraciones provinciales, municipales o locales en los cargos electivos a que se compita.
De ahí, que quienes estén integrados a los trabajos del o de los precandidatos presidenciales punteros, si ese no es el factor determinante para el que da su apoyo ganar, por lo menos usted podrá estar seguro, que nunca le hará mal apoyar al aspirante al cargo principal cuando éste sea quien encabece las mediciones de popularidad en las encuestas.
También se dan los casos, cuando existen dos o más precandidatos a una misma posición de la misma demarcación política y pertenecen al mismo grupo, donde generalmente sale mejor favorecido por los votantes de la corriente a la que no pertenece, el que haya sido menos sectario, más respetuoso y solidario con sus compañeros opositores internamente.
Por otro lado, existen los competidores locales donde uno está muy por encima del otro en la popularidad, y resulta que son de grupos opuestos, donde surgen algunos que otros forcejeos y disgustos políticos electorales, cuando a los simpatizantes de una corriente les quieren imponer que apoye a uno de los suyos, pero que el aspirante recomendado no tiene ni las más remotas posibilidades de poder ganar, ya que no posee popularidad y mucho menos tiene los recursos económicos suficientes.
En esta realidad, los aspirantes en las diferentes comunidades del país, deben ser cautos, inteligentes y evitar en su totalidad, que se puedan ver como precandidaturas sectarias.
Un buen ejemplo se puede ver con casi todos los senadores peledeístas, que meses atrás eran muy respondones y guapetones frente al leonelismo, hoy están más mansos y pensando en la institucionalidad que nunca antes, donde esa actitud fue inducida por el voto sin arrastre, porque o se comportan o no estarán en las boletas oficiales de su partido para ir tras la curul de la provincia en el Senado.
En fin, ya están informados, los aspirantes locales que están apoyando las aspiraciones presidenciales, es decir, que si su pupilo sube o baja, usted espere lo suyo, ya sea favorable o desfavorable, pero generalmente acorde con sus compromisos y actitud.