Por José Nuñez
El próximo 27 de octubre del corriente año, el Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se va a reunir con el propósito de decidir las normas y reglamentos internos de cómo será la escogencia de sus candidatos a los puestos de elección popular, es decir, si lo van a llevar a cabo con primarias abiertas o cerradas.
Y por el interés que ha provocado esta situación o choques de ideas del partido en el poder, causada básicamente por los enfrentamientos internos hecho público, entre los dos líderes principales del PLD, esta reunión está y estará siendo muy seguida y comentada.
Uno propicia que las elecciones primarias, por ley, deben ser cerradas tal cual mandan los estatutos del partido y la Constitución, ya que es un legítimo derecho el decidir sus candidatos los integrantes de una organización con vida interna privada, así piensa el presidente de la organización, doctor Leonel Fernández.
El expresidente y abogado, entre otras razones, sustenta sus razonamientos en el Art. 216 de la Constitución de la República, el cual expresa en su parte final, que; “Los partidos políticos deben sustentarse en el respeto a la democracia interna”.
Es obvio, muy evidente, que si el PLD quiere lucir una organización democrática, respetuosa de las leyes nacionales, lo que procede es, que un Congreso del partido morado tenga la última palabra o respetar sus estatutos que están aún vigentes, siempre y cuando no riñan con la ley, y su método de elección interna al día de hoy en nada se contradice con lo legal.
Mientras que el presidente de la República, licenciado Danilo Medina, empuja para que el método de escogencia interna lo ejecute todo el que tenga cédula y quiera ir o lo lleven a votar por un precandidato, es decir, abiertas.
Esta posición del mandatario ha llamado mucho la atención, toda vez que ya Danilo en su propia persona no va a poder presentarse como aspirante y mucho menos como candidato, la modificación constitucional que él mismo propició le puso un torniquete con su transitorio, lo cual éste motivó hasta el máximo, moviéndose con astucias y habilidades políticas.
En este contexto, esos miembros del Comité Central (CC), desde que fueron escogidos para formar parte de ese importante estamento institucional y los que han llegado después de su VIII Congreso Ordinario Comandante Norge Botello, que inició en julio de 2013 y fue clausurado en enero de 2014, van a la que es sin dudas su más importante reunión de los últimos tiempos y una de la más tensa en toda la historia del PLD.
Se pondrá a prueba lo que tanto se cacarea, y es, tienen independencia de pensamiento político la gran mayoría del segundo organismo más poderoso de los peledeístas, o es verdad que no usan su cabeza en los aspectos nodales de su partido, se comenta que otros, específicamente dos personas piensan por casi todos ellos.
Ahí en ese CC existe de todo y toda «como en boticas», sin dejar de decir, que ya están racionalmente con su período vencido (hace mucho tiempo), pero legalmente instituido, aunque no estamos hablando de la última camada que llegó vía el senado o una diputación en el 2016, pero al fin y al cabo por un procedimiento populista y que crea desniveles, por aquello de que la política es «ciencia y arte al mismo tiempo».
O sea, ganarse un puesto legislativo no hace la capacidad ni la experiencia política, mucho menos el compromiso partidario, «eso tiene poco que ver en esos tres aspectos cualitativos».
Y aunque el gran reto aparenta ser el que se evidencia, que es, se impone el que administra el Estado, por lo tanto el método a escoger es irse por las primarias abiertas, pero lo verdaderamente cierto es que el pueblo lo va a chequear y a evaluar para estar seguro de si son un verdadero CC o unos personajes que han decidido hipotecar sus cabezas.
Por lo tanto, la valoración social de todos estos dirigentes peledeistas va a depender de cómo lleven estas contradicciones, los debates y sugerencias, no tal vez de por cual procedimiento van a decidirse, si no, de cómo se comportarán en sus planteamientos con sus intereses, y si lo impondrán por encima de los del partido e inclusive de la propia Constitución.
No se puede pasar por alto que el CC del PLD es una estructura que además de ser muy inactiva, que toma pocas decisiones y sus planteamientos escasean o mejor dicho no existen; ¿también se va a convertir en algo patético?
De ahí que entre los retos de su reunión del próximo 27 de octubre, más que escoger una forma de elecciones primarias, que es lo que se ve y se debate, lo importante y perecedero, que no se ve ni se comenta, será la imagen que deje la segunda estructura de mayor jerarquía en el PLD, porque el Congreso partidario es la verdadera y democrática estructura legítima, a la que inclusive el profesor Juan Bosch le legó la herencia de su «obra cumbre».
En conclusión, el gran reto para el PLD, es la imagen que deje su Comité Central el 27 de octubre de 2018.