Por Orlando Pimentel
La Parroquia San Vicente de Paúl fue testigo de un profundo momento de reflexión y espiritualidad durante la tarde del viernes, con la celebración de los solemnes Oficios del Viernes Santo.
El párroco Pelagio Tavera, junto al padre Encarnación Miguel, guiaron a los fieles en una experiencia de silencio y adoración de la cruz, marcada por el canto a la hora de Nona.
La comunidad parroquial se congregó en un ambiente de recogimiento y devoción, dando paso a una ceremonia que rememoró los últimos momentos de la vida de Jesucristo en la tierra.
Entre cantos y oraciones, los asistentes fueron invitados a meditar sobre el sacrificio redentor de Cristo y su significado en la fe cristiana.
«Es un momento de profunda reflexión para todos, donde recordamos el sacrificio supremo de nuestro Señor Jesucristo», expresó el padre párroco durante su homilía.
Los Oficios del Viernes Santo marcaron un espacio para la reflexión colectiva, invitando a los fieles a contemplar el misterio de la cruz y su mensaje de redención.
A través del silencio y la adoración, la comunidad de la Parroquia San Vicente de Paúl se sumergió en un profundo encuentro espiritual, fortaleciendo así su vínculo con la tradición cristiana y su fe en la resurrección.