Por Nicole Peralta.
El 15 de marzo llegué a la escuela Zafra con mi credencial de delegada y con el convencimiento de que al PLD le pasarían el rolo en esa elecciones municipales, pero jamás pensaba el presidente de la República culparía de manera irresponsable a los infelices delegados, a quienes tildó de ´´SEÑORITOS´´.
El 5 de julio se dieron las condiciones perfectas para el sepelio del PLD, ya que la moral de la base estaba en el suelo con un candidato presidencial mudo, un presidente de la República que culpaba a los infelices de la base de la derrota municipal y un presidente del partido odiado por la población.
En el primer boletín de la JCE quedó incinerado el cadáver del PLD y en marzo del 2021 le pusieron la fresa al pastel, lanzando al mar las cenizas moradas al quedarse todo en el CP.
En medio de esas frustraciones proyectábamos un PLD sin posibilidad de volver al poder en los próximos cien años.
Como joven aborrezco que nos gobierne una persona que solo piensa en sus negocios y en ganar like y aunque había jurado no mirar hacia un partido destruidos vuelto migajas óseas, tengo la esperanza de que un hombre con carácter, decisión y patriotismo puede regenerar el color morado desde sus vestigios y emprender el vuelo hacia victoria.
En un momento en que las mujeres del país que nos torturó por 22 años corridos consumen los hospitales maternos en desmedro de las madres dominicanas, necesitamos un presidente que este dispuesto a defender con coraje el interés nacional.
Abel Martínez es el único que en el 2024 puede sacar del mar, la ceniza del PLD y llevarla como escudo hacia la victoria.
