Por Orlando Pimentel.
Como cualquier ciudadano común sigo llamándoles Amet a los agentes de DIGESETT y en esta ocasión quiero compartir una experiencia que me sucedió hoy con tres de ellos y que a menudo les ocurre a ciudadanos sin que trascienda en los medios de comunicación.
Conduciendo hacia el trabajo el carro se me frenó a mitad del puente quedando varado en esa área. Al minuto llegó un agente de la DIGESETT y me preguntó que había pasado de manera amable.
Llamó por la radio mientras trataba de prestarme asistencia, luego llegó otro compañero y empezaron a echarle agua a los neumáticos traseros y me dieron algunas explicaciones mecánicas.
A los 5 minutos llegó un capitán de Amet y me dijo que el vehículo sería movido por una grúa que llegaría en 3 o 4 minutos.
Asustado le pregunté a donde llevarían el vehículo y cuanto era el costo.
El capitán me dijo que ese servicio es gratis, que el vehículo lo moverían hacia una área que no obstaculice el transito y tenga la facilidad de que el dueño del carro busque un mecánico que pueda darle asistencia.
Con la ayuda de ellos las bandas abrieron y pude mover el vehículo hasta un taller de mecánica donde me resolvieron el problema.
El Capitán Santana de la zona D22 me dio uno de los mejores tratos de mi vida sin saber que yo era periodista, solo por mi condición de ciudadano.
Los motorizados el Cabo Amador Guzmán de la zona D22 y el raso Hernández de la D20 mostraron un profesionalismo digno de oficiales de West Point.
Ninguno aceptó propina y me dieron un servicio que nunca olvidaré.